Javier Vélez · IASA · 2019 · 9:40
La responsabilidad de la arquitectura como disciplina en general, y la labor de los arquitectos en
particular, ha sido siempre un punto de encendida controversia dentro de la profesión. Qué es
exactamente un arquitecto, cuáles son sus responsabilidades, qué tipo de conocimiento le abala,
dónde residen sus puntos de contribución en el marco de un producto y cuándo debe aportar valor dentro
de un proyecto son preguntas recurrentes. Este espacio de encendido debate probablemente sea debido
al hecho de que la labor de la arquitectura es tan amplia como multidisciplinar. Los arquitectos son
responsables de velar por el cumplimiento de principios sobre el desarrollo del código, trabajar desde
las trincheras en el diseño y construcción de modelos de solución de productos digitales, elaborar
soluciones relativas a la integración o construcción compositiva de productos, idear arquitecturas de
referencia, marcos de actuación, directrices, patrones de diseño y buenas prácticas o elaborar la
arquitectura empresarial definiendo modelos de madurez, hojas de ruta y procesos de transformación
digital. Y por si esto fuera poco, los cambios de transformación cultural que de la mano de las
metodologías ágiles se han venido promoviendo en los últimos años han promovido una reconceptualización
en la que la arquitectura deja de estar concentrada en un rol específico para ser una habilidad
transversal que con frecuencia debe difundirse y cultivarse entre todos los miembros de cada equipo
de trabajo.